Acercarse a la figura de Monseñor Romero es
dejarse interpelar por uno de los grandes profetas del siglo XX. Partimos del
hecho de que ver una película no es lo mismo que leer sus discursos, sus
mensajes o sus homilías, pero al menos, nos ayudará para aproximarnos un poco y
fomentar un gusto por conocerle más y mejor. No dejará defraudados.
En la situación política que vivía El Salvador
a finales de los 70 y comienzo de los 80, descubrimos a un sacerdote más bien
conservador. No termina de entender lo que su amigo Rutilio Grande hace con las
comunidades. “Vais demasiado deprisa” le dice. Mientras que el padre
Rutilio ve a Cristo “abajo con nosotros, construyendo su reino”.
Efectivamente, algunos sacerdotes que están implicados con los problemas
sociales de las gestes y la falta de respeto a los derechos humanos, son
acusado de subversivos y comunistas.
Como una elección de compromiso se entiende el
nombramiento de Romero como arzobispo de El Salvador. Se cree que no creará
problemas a nivel social porque es un “ratón de biblioteca”. Después la matanza
que se produce en la plaza mientras el Obispo está en la fiesta de recepción,
Rulio se despedirá de Romero diciéndole: “Vuelvo a mi pueblo para darles
fortaleza mientras sigan con vida”. Es una ruptura entre dos maneras de ver
y entender el compromiso social de la Iglesia.
Todo comenzará a cambiar el día en el que el
padre Rutilio Grande es asesinado junto con un anciano y un niño. Será el
comienzo de un proceso de conversión que no será nada fácil. Romero tomará
conciencia de que hay cosas que no se pueden permitir que vuelvan a suceder y
comenzará a conocer poco a poco la realidad de sufrimiento del pueblo, a la que
había dado la espalda.
Vemos a un obispo que busca hacer la voluntad de Dios aunque esto le traiga muchos conflictos. La Conferencia Episcopal se mostrará muy dividida, cosa que le llevará a ser acusado frente a Roma (el Vaticano). Los amigos que tenía, de familias adineradas y acomodadas, le acusarán de haberles abandonado. O la acusación de ser un títere de los jesuitas. Pero él seguirá anunciando su mensaje de liberación y salvación, convencido pero también con dudas internas.
Romero no utilizará sólo la palabra (en sus
mensajes de radio) para denunciar la situación calamitosa de los derechos
humanos. Se compromete en acciones concretas, incluso “proféticas”, que nos
muestran su valentía y también su miedo: como la “liberación” de la Iglesia de
Aguilares, el hecho de ir a la cárcel a liberar al padre Osuna, la mediación…
que le llevarán a sufrir también la cárcel. En él se dan palabras y acciones.
De tal manera que terminará siendo asesinado por el mismo sistema al que ataca.
Apartir
de un momento dado, la película nos ofrece fragmentos de textos y homilías de
Mons. Romero que nos ayudan a entender su manera de pensar sobre la injusticia
social y la lucha por los derechos humanos. Son fragmentos muy interesantes que
se pueden leer de maneras diferentes según el contexto donde uno se encuentre.
En el fondo está el debate sobre la Teología de la Liberación, que pareciera
que hoy en día a perdido actualidad en la Iglesia.
El testimonio de Romero nos ayudará a concretar
el compromiso de nuestra vocación con los más necesitados. Por ello es una
película recomendable para aquellos que han avanzado en su proceso de
discernimiento o para aquellos ya consagrados que necesitan renovarse.
En Romero encontramos valores
vocacionales como: la misión, justicia, solidaridad, compromiso,
discernimiento, opción por los pobres. VER APUNTES PARA EL ANMADOR AQUÍ